JOSÉ ÁLVAREZ SERRANO

(Pepe Álvarez)

José María Álvarez Serrano, o Pepe Álvarez como es popularmente conocido, es el menor de nueve hijos del matrimonio formado por Sebastián Álvarez Campos y Ana Serrano Canas (Nicolás, Sebastiana, Sebastián, Antonio, Inés, Ana María, Gaspar y  Paco).

         Nació  hace ahora setenta y nueve años cuando sus padres vivían en el cortijo de Iruela de la campiña tarifeña, propiedad de la familia Núñez Manso. Era casi un niño cuando la familia se trasladó hasta el pueblo de Facinas, al lugar llamado el Molino en la zona de Vico.

La propiedad la componían una casa con un molino harinero y unas hectáreas de tierra entre las que destacan un frondoso huerto de regadío que su padre se encargó de cuidar con sus propias manos.

        Acude a la escuela del pueblo y en ella aprende lo que en aquel entonces era posible, pero pronto comienza a dar rienda suelta a su capacidad y curiosidad por descifrar todo aquello que le atrae, como son las máquinas, los motores y por encima de todo el fenómeno que en aquellos tiempos asombraba a la humanidad; LA RADIO.

         Muy joven era cuando acoplaron el motor de un barco a los artilugios de la molienda, y fue él quién se encargó de la parte mecánica del negocio, al tiempo que cargaba y descargaba los sacos de trigo y harina de los que llegaban al molino.

         Su carácter amable y simpático le permite conquistar la amistad del que le conoce.

         Animado por ese carácter inquieto estudia radio por correspondencia en la agencia Radio Maymó de Barcelona, demostrando desde los principios una de las cualidades más valiosas para conquistar ese mundo mágico de la comunicación; LA PACIENCIA.

         Paso a paso descubre los secretos de los transistores, las resistencias, altavoces, energía, etc., etc. consiguiendo poner en marcha con su ingenio y aplicación el primer aparato de radio fabricado en el pueblo.

A partir de ahí ya no para en su interés por todo lo que sea la mecánica, los inventos y la creación de artilugios capaces de realizar cualquier cometido de interés.

         Con la llegada de  forma cada vez más numerosa de estos aparatos, son muchos los usuarios que acuden a él para comprarlos, repararlos o simplemente recabar su opinión.

Él siempre muestra el mismo carácter amable, sencillo y servicial, eso sí, sin mucha prisa. La parsimonia es una de las características más acusada de su personalidad.

Se casa con Isabel Cabeza Castro después de una larga relación.

Monta en Facinas el primer taller de radio, ya que al negocio del molino le llegó su final con las nuevas tecnologías y leyes del abastecimiento de la harina.

         Abre un pequeño taller en Tarifa, que bautiza como Radio Álvarez,  hasta donde se desplaza diariamente en un rudimentario coche Diane Seis.

Continúa adquiriendo conocimientos y adaptación a la carrera desenfrenada de las  nuevas tecnologías. Pronto comienza a llegar el fenómeno de la televisión y aparatos de electrodomésticos, al que se adapta gracias a su capacidad.

         Compagina su trabajo entre Facinas y Tarifa durante varios años, hasta que decide trasladarse  a esta última ciudad donde fija definitivamente su residencia.

         Durante estos años nacen siete hijos; Antonio, Anita, Beli, José Luís, Chani, Jesús y Carlos, de los que le llegan nueve nietos que son hoy testigos de su paciencia y bondad.

         Paso a paso logró crear un gran negocio dedicado a la comunicación y electrodomésticos, involucrando en ello a los hijos que uno a uno han ido sumándose a la empresa familiar ocupándose cada uno de  las distintas parcelas como son la venta, el montaje y la reparación.

         Muchas virtudes ha derramado Pepe a lo largo de su vida, siendo su defecto la falta de ambición que le llevó en muchas ocasiones a perder el cobro de artículos por no exigirles el pago a los deudores. La bondad y desprendimiento le han impedido ser una persona “rica” económicamente, pero nadie puede negar el tesoro que guarda fruto de su sencillez, desprendimiento y amabilidad.

         Hoy vive jubilado pero colaborando en lo posible con los hijos que son los que manejan el negocio. También dedicado a dar rienda suelta a la imaginación y afición por los trabajos manuales.  

Con su mujer, Isabel, fiel compañera durante todos estos años, viven felices siendo el centro de una familia numerosa.

         Todo el que le conoció puede corroborar su carácter, defectos y virtudes. Él continúa sin prisa, la paciencia le dio buen resultado, ¿para qué cambiar?